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La fiesta del maíz: tributo y tradición.

Por Adalys Pilar Mireles

Pinar del Río, Cuba. El maíz, motivo de adoración de los pueblos más primitivos de América, es venerado por los pobladores de una apartada localidad de esta Isla, tanto como lo hicieron los hombres del valle mexicano de Tehuacán en tiempos lejanos.

El origen de la planta sigue siendo un misterio, aunque evidencias arqueológicas demuestran que era el alimento básico de las culturas americanas antes que los europeos llegaran al Nuevo Mundo.

Análisis realizados por el método del Carbono 14 con espigas encontradas en varias cuevas indican que uno de los tipos del cereal era consumido en México unos siete mil años atrás.

Por la tradición oral y otras pruebas paleobotánicas se conoce que sus distintas variedades merecían en tiempos precolombinos el respeto religioso de las más antiguas comunidades del continente.

Muchos siglos después, los habitantes de Montezuelo (Mantua) en el extremo occidental de Cuba, rinden culto al vegetal de la familia de las gramíneas, que descuella por sus propiedades nutritivas.

Tras cada cosecha tabacalera, los pobladores de la zona evocan la génesisde su cultivo y el lugar preponderante del rico alimento desde su empleo como medio de sustento por las comunidades aborígenes de la Mayor de las Antillas.

Cada agosto invita al jolgorio a los vecinos del lugar cuyos ancestros crearon la Fiesta del Maíz en una fecha aún sin precisar. En la celebración abundan las recetas y todas tienen como base fundamental la planta, cosechada por los hombres de este sitio, que debe su nombre a navegantes italianos (procedentes de Mantova) quienes naufragaron en las costas de ese extremo del archipiélago.

Mientras en los hogares se prepara el convite, los más pequeños disfrutan de distintos juegos, una vez listos los manjares, un jurado selecciona a los mejores. El grano amarillo se emplea en la cocina de múltiples formas: cocido, asado, guisado, macerado, tostado, en harina, en tortilla o en requesón, y se estima que sus derivados tienen más de tres mil usos.

Cada verano se rinde culto aquí a ese alimento, venerado por los indígenas americanos y muy extendido en la actualidad cuando se aprecia no sólo como un exquisito plato sino también como una de los tesoros de la civilización humana.

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2 comentarios

Ana -

Muy linda esta tradición, como tantas otras que se preservan en la Isla.

Hannah -

¡Si no estuviera tan lejos, estaría ya ahí!

Un abrazo

Hannah