Quisiera perpetuar el homenaje a todas y todos los que se aman en la distancia, a los hidalgos y Dulcineas que confían en el amor sin barreras, pero se acerca el Ocho de Marzo y como bien sugería una amiga, no debemos esperar para hablar de las mujeres, mucho menos de aquellas que en diferentes épocas y desde distintos ámbitos han dejado su aroma en el tiempo. Así que con permiso de los enamorados, no los reemplazo, sólo los pospongo hasta un muy próximo encuentro.
En diversas latitudes varias colegas rescatan la memoria de algunas mujeres que sobresalieron por sus luchas a favor de los derechos de las féminas, en Cuba ese movimiento tuvo su génesis en la guerra contra el colonialismo español.
No fueron pocas las cubanas que dejaron atrás las comodidades de sus hogares y el calor de sus pequeños para entrar a la espesura y unirse a las tropas que lucharon, con armas muy rústicas pero sobrado valor, contra la metrópoli.
Entre las mambisas que recorrieron las maniguas de la Isla sobresale la pinareña Isabel Rubio, quien desafió los riesgos de la contienda bélica y la intemperie, a pesar de sus 59 años.
Familiares y amigos le aconsejaban el exilio por su avanzada edad y por lo muy vigilada que estaba. Pero ella respondía invariablemente. "Necesito practicar lo que propagué".
Sus conocimientos de farmacopea le permitieron curar a numerosos heridos en hospitales improvisados en las selvas de la región más occidental del país.
Isabel tomó de su farmacia personal cuantos medicamentos creyó necesarios para equipar los sanatorios ambulantes, erigidos en los sitios más inaccesibles.
Fue Capitana de Sanidad del Ejército Libertador y tuvo bajo su mando a 40 hombres entre camilleros, asistentes, otro personal y los escoltas.
Más que “practicar lo ideales que propagó”, la insigne patriota defendió con su propio cuerpo a los desvalidos que tenía bajo su amparo cuando fueron sorprendidos por las tropas enemigas.
“No disparen que sólo hay mujeres, niños y enfermos”, gritó la capitana, pero la descarga no se hizo esperar.
Con una herida en una pierna fue trasladada en una carreta por caminos casi intransitables para que recibiera los primeros auxilios, pero el azaroso viaje y la gravedad de la lesión ocasionaron su fallecimiento el 15 de febrero de 1898.
A más de un siglo de su muerte, su nombre evoca la valentía de aquellas mujeres que pernoctaron al abrigo de la espesura, que cuando no tuvieron con que curar, buscaron hierbas por los campos, deshicieron sus sábanas para fabricar hilas y vendajes y convirtieron en harapos sus mejores vestidos.
10 comentarios
adalys -
donde aparecen detalles de su vida y de sus obras.
Suerte, un abrazo.
Un abrazo.
Noa -
Creo que no lo he leído...
Gracias!
Noa -
gracias
adalys -
Gracias de nuevo y felicidades. Les tengo una sorpresa, dentro de muy poco.
Un beso, Adalys
zenia -
Adalys. Como bien te dice Noamanda, ella ha pedido que le enviemos nombres de mujeres grandes que están casi en la sombra de nuestra historia. Ya tú has comenzado a respodnerle. Yo coloquè por acà unas lìneas acerca de La Tula, esa grandes de las letras hispanoamericanas, llamada una de las precursoras del feminismo.
Tu pàgina se està moviendo. ¡Felicidades¡, a ti y a todas las demàs mujeres.
Hannah -
Un abrazo entrañable
Hannah
fNoamanda -
Creo que a tí también te dije algo sobre ello.
Me ha encantado, sobre todo porque luchaba en nombre de la libertad.
Abrazo amiga
adalys -
Un beso
julia -
Rocinante -
Un abrazo a todas con admiración,Rocinante.