Blogia
acertijos

Espectáculo de la naturaleza en Viñales, patrimonio mundial

Espectáculo de la naturaleza en Viñales, patrimonio mundial



Por Por Adalys Pilar Mireles*


Pinar del Río, Cuba (PL) Al final de una zigzagueante vía con olor a pinares asoma Viñales, suerte de postal de la campiña cubana, que aunque inmune al paso del tiempo, no deja de asombrar a viajeros y pobladores de esa región occidental de Cuba.

Luego de transitar por el torcido sendero, seducen a los recién llegados las vistas del hotel Los Jazmines, situado en lo alto de una colina, anticipo de otras deslumbrantes panorámicas.

Desde un mirador construido en el lugar es posible apreciar las imágenes del valle de Viñales, Paisaje Cultural de la Humanidad, salpicado por mogotes de tiempos jurásicos, parcelas aradas y palmeras.

En las elevaciones de cimas redondeadas, fundamentalmente en la parte inferior, afloran aún fósiles de curiosas criaturas como los ammonites, que habitaron el planeta hace millones de años.

Camino al poblado principal del territorio recibe a los visitantes la Casa del Veguero, un sitio que propone recorrer cada etapa del cultivo tabacalero desde la siembra de las primeras simientes hasta llegar al arte del torcido.

Dentro de un bohío, hecho de madera y hojas de palma, reposa la materia prima la cual tras un proceso de secado natural es utilizada en la elaboración de los famosos Habanos, alrededor de la rústica instalación crece la aromática planta, cuyos sembradíos ocupan una hectárea.

La Casa del Veguero reverencia el esplendor de esta modalidad productiva, fomentada por inmigrantes canarios a lo largo de varias centurias, así como los ritmos y danzas del campesinado cubano.

Surcada por un río, la Cueva del Indio es otro de los escenarios privilegiados por la naturaleza dentro de la demarcación, inscrita en 1999 en la Lista del Patrimonio Mundial debido a la armonía hombre-entorno y la conservación de tradiciones.

A pocos metros de allí, el Palenque de los Cimarrones, propone un paseo entre grutas para admirar la reconstrucción de un campamento o refugio de esclavos rebeldes.

Rústicos camastros, antiguos calderos, tambores africanos y otras piezas evocan la estancia en esa zona durante el siglo XIX, de grupos de negros huidos.

Cámara en mano y luego de caminar por un estrecho pasadizo, turistas nacionales y foráneos llevan consigo recuerdos del curioso paraje entre sierras.

Más distante, el Mural de la Prehistoria -gran fresco a cielo

abierto-, rememora la evolución de la tierra y el hallazgo de criaturas prehistóricas en la localidad, entre las que destacan el Megalocnus rodens, oso ya extinto, y algunos tipos de saurios.

Hasta la gran caverna de Santo Tomás arriban también espeleólogos y ecologistas, atraídos por la fama de uno de los mayores sistemas subterráneos de América Latina.

Conocida como la capital del carso insular, en Viñales es posible encontrar a intrépidos escaladores durante un ascenso por las paredes verticales de los mogotes.

Si de curiosidades se trata, el taller Raíces devino museo de

tallas, obras sembradas en el patio de una vivienda campesina.

Árboles derribados por huracanes son utilizados por artesanos como materia prima para moldear las figuras de aborígenes, animales de épocas

pretéritas, entre otros motivos.

Cerca de ese paraje la convergencia de varias cimas, recuerda el rostro del héroe nacional José Martí, percibido desde un solo ángulo con respecto a la posición que ocupa.

Tendido de cara al sol, como fue su deseo expreso, aflora el

perfil del patriota, prócer de la gesta independentista contra el

colonialismo español.

Nombrada El Martí yacente por los habitantes del lugar, la imagen se visualiza desde la carretera que une a Viñales con el cercano pueblo de El Moncada, y resulta sorprendente detalle en esta zona de Cuba.

No importa el cansancio por la distancia recorrida o la prisa de los caminantes, siempre hay un minuto para admirar ese escenario donde confluyen a un tiempo lomas, fantasía e historia.

Pese a los daños causados por recientes organismos tropicales como Gustav e Ike, el endemismo de la flora local supera el 30 por ciento.

La peculiar demarcación (160 kilómetros al oeste de La Habana) abriga a plantas exclusivas de la región como la palma corcho o Microcycas calocoma, considerada un fósil viviente.

Fundado en 1865, el pueblo de Viñales conserva aún casonas erigidas a la usanza española, con materiales del entorno como la madera, el guano y la teja criolla, hecha de barro cocido.

El sosegado poblado con su concurrido parque, restaurantes, abundantes casas para alojar a los turistas y el centro cultural Polo Montañez, es otro de los atractivos de Viñales, un lugar que convida a regresar.

ap/rcg

*Corresponsal de Prensa Latina en la provincia de Pinar del Río.

 

0 comentarios